Plástico
en la comida, plástico en la piel, plástico en nuestro cuerpo, plástico
por doquier.
El siglo XXI nos encuentra, entre otros adjetivos,
plastificados a más no poder.
Plástico en la comida, plástico en la piel, plástico en nuestro
cuerpo, plástico por doquier.
El siglo XXI nos encuentra, entre otros
adjetivos, plastificados a más no poder.
Estamos rodeados por este
material hasta tal punto que si tuviéramos que deshacernos de todo el
plástico que compone nuestras vidas, nos quedaríamos desnudos y
tiritando.
Si alguna vez has dejado tu botella de agua en el auto bajo el sol
del mediodía y al regresar y beber un sorbo le has sentido gusto a
plástico, entenderás mejor lo que quiero decir. Si alguna vez te ha
faltado el aire al inhalar aromas a plástico derretido o si al abrir tu
closet no puedes evitar sentir náuseas plastificadas, empezamos a
entendernos.
Sin embargo, ya sea que alguna vez hayas notado el pesado hedor a
químico en las tiendas de todo a mil, o que nunca antes te hayas
planteado el tema, te interesará aprender un poco más al respecto,
porque es algo que afecta tu salud y, por lo tanto, te concierne.
¿Qué queremos decir exactamente cuando hablamos de que algo “tiene
gusto a plástico”? Por regla general, el plástico -calentado o no-
desprende sustancias que pasan a formar parte de la composición química
del líquido o comida contenidos en el recipiente. En ocasiones, nuestra
lengua lo detecta.
Mucha gente conoce y acepta ya el hecho de que el plástico no sea el
mejor de los materiales. Su producción contamina; su reciclaje es
difícil, contaminante y costoso; su mero uso -incluso sin calentar-
también contamina: siempre desprende sustancias tóxicas en mayor o menor
cantidad en los alimentos.
El calor acentúa y acelera la contaminación,
haciendo que los elementos tóxicos que componen los recipientes de
plástico se filtren con mucha mayor rapidez dentro de la comida.
Cuando se trata de almacenar alimentos —en comparación con los otros
usos del plástico— la situación empeora, porque las toxinas que pasan
del plástico a la comida tienen vía libre al organismo.
La contaminación por fuera por lo menos está minimizada por otros
agentes ambientales y, en última instancia, por tus barreras protectoras
—como la piel— y un sistema inmune siempre en alerta.
Sin embargo, lo
que te metes en la boca, si no ha sido bien asimilado, no podrá ser
aprovechado por el organismo ni eliminado fácilmente por los órganos
encargados de la depuración del organismo: hígado, riñones, intestinos,
pulmones, piel; más bien seguirá nadando muy tranquilo y por tu sangre
haciendo de las suyas.
Ya sabes, andará mutando células por aquí y por allá, alborotando
procesos hormonales en su tiempo libre y provocando otros malestares
típicos de nuestro siglo.
Dos de las hazañas más grandes de los plásticos malos descubiertas
hasta ahora son el cáncer (¡sorpresa, sorpresa!) y la disrupción
hormonal.
Aún así -y como en esta área, al igual que en otras que conciernen a
nuestra salud, hay cierto margen para lo relativo- es también cierto que
algunos plásticos son peores que otros. Y como hoy por hoy, por más que
intentes evitarlos, acabarás cruzándote con alguno de todas formas, es
mejor educarse para elegir el que menos daño te haga: a ti y al
medioambiente.
Cómo identificarlos
Cada recipiente de plástico debería estar marcado (en la parte
inferior) con el símbolo de reciclaje —el triangulo con las flechas
indicado en la imagen— y dentro de ese símbolo, debería llevar un número
del 1 al 7.
Estos números indican el nivel de reciclaje que tiene el material,
yendo del más reciclable (1) al menos reciclable (7). Si bien esta
numerología es útil sobre todo para hacerle un favor al medioambiente y
evitar los números más altos que podemos sustituir fácilmente con otro
material, también sirven para marcar los materiales que son más y menos
tóxicos.
Hay algunos envases que no tienen número, sobre todo los que venden
en los bazares, tiendas de todo a mil, etc. esos directamente yo ni los
consideraría. Es decir, si voy a pagar por algo, dime al menos qué
sustancias contiene. Es como comprar un alimento procesado que no lleve
la lista de ingredientes.
A continuación, paso a enumerar cada tipo de plástico, con ejemplos
de los recipientes en los que se usa, además de identificarlos con el
Semáforo de la Toxicidad: ‘Luz Verde’ cuando no es tan tóxico y ‘Luz
Roja’ cuando lo es.
PET (Polietileno Tereftalato).
Botellas de agua y de bebidas, kétchup, aliños, salsas.
No se sabe aún si tiene efectos nocivos sobre el organismo.
LUZ VERDE.
PEAD (Polietileno de Alta Densidad).
Envases de leche, jugo, margarina y yogur; productos de limpieza, bolsas
de basura y de supermercado. No se sabe aún si tiene efectos nocivos
sobre el organismo.
LUZ VERDE.
V o PVC (Vinílicos o Policloruro de vinilo).
Plástico fino y transparente (el popular papel film) para envolver
comida, carnes, queso; tubos de drenaje, materiales para construcción;
botellas de aceite, detergentes, champú. No se recicla ni bien ni mucho.
Debido a que es muy resistente, durante su producción, y para
ablandarlo y hacerlo más flexible, los fabricantes le añaden diferentes
sustancias tóxicas; entre ellas se cuenta el controvertido DEHP, por sus
efectos cancerígenos (ataca y daña el hígado, nuestro órgano
detoxificador principal).
LUZ ROJA.
PEBD (Polietileno de baja densidad).
Bolsas para congelar, para colación (las de cierre zip, por ejemplo),
para el pan, de supermercado, muebles, alfombras. No se sabe aún si
tiene efectos nocivos sobre el organismo.
LUZ VERDE.
PP (Polipropileno).
Recipientes de kétchup, diferentes envases para la cocina, envases de
productos médicos. No se recicla tan bien como el 1 y el 2, y durante su
producción emite gases tóxicos. Sin embargo, no se conocen aún efectos
nocivos sobre el organismo.
LUZ VERDE. Notarás que casi todos los envases de plástico para almacenar alimentos llevan este número.
PS (Poliestireno).
Platos y vasos desechables (si puedes, huye de los vasos de plumavit o
aislapol para las bebidas calientes), cajas de CD, bandejas de carne,
hueveras, envases duros, juguetes. Contiene gasolina y es un potente
carcinógeno.
LUZ ROJA.
Otros.
Lentes para el sol, PC, MP3, DVD, mamaderas y botellas para bebés,
envases para calentar en el microondas y algunas botellas de agua. Son
hechos de materiales muy difíciles de reciclar. Contienen el monstruoso
Bisfenol A (BPA), producto químico inventado en los años 30 con el
propósito de producir estrógeno sintético.
Es un conocido cancerígeno y
disruptor hormonal, que simula la acción del estrógeno en el organismo y
confunde tus propias hormonas naturales.
LUZ ROJA.
En resumen:
Intenta reducir al máximo el uso del plástico, al menos
para manipular y guardar tus alimentos y para otras sustancias que van
por dentro y por fuera de la piel. Usa cerámica, vidrio y acero
inoxidable: los materiales más seguros conocidos hasta ahora. Si bien
dentro de estos materiales también hay algunos mejores que otros, por lo
menos son mejores que el plástico en cuanto a toxicidad.
El papel film
transparente, tan “imprescindible” hoy en día en la cocina, se puede
sustituir por bolsas como las que se usan para congelar alimentos o para
bocadillos, hechas de PEAD (el nº 2).
Intenta que el plástico que sí usas se encuentre dentro
de la numerología de LUZ VERDE, preferiblemente del 1 o del 2, los
números menos dañinos y contaminantes del medio. Recuerda: 1, 2, 4 y 5 =
OK y 3, 6 y 7 = No tan OK.
Uses el plástico que uses, intenta NO calentarlo. Esto
puede ser un problema para aquellos que son adictos al microondas. Pero
hasta para eso se puede usar vidrio o cerámica.
A pesar de lo mal que está el mundo, todavía le queda
mucho de bueno. Y dentro de lo no tan bueno, también hay opciones
mejores y más sanas que otras. Sería una pena desaprovechar nuestro
poder de elección y añadir riesgos innecesarios a nuestra ya atormentada
salud simplemente por no estar bien informados al respecto.
¡Y ahora, a desplastificarnos!
Una actividad entretenida y saludable para el fin de
semana, idealmente junto con los niños de la casa, consiste en revisar
todo el material de plástico de la cocina y ver qué números tienen
dentro del símbolo de reciclaje.
Ya sabes, el que no traiga número
simplemente hay que desecharlo y separar todas las fuentes, potes,
envases y botellas de plástico en dos grandes grupos: las que se pueden
quedar en casa y las que hay que llevar al punto verde más cercano donde
se aceptan plásticos para reciclar.
Donde Reciclar en Santiago
Yoreciclo.cl
En este sitio encontrarás datos de cómo, dónde y cuándo reciclar tus
desechos domiciliarios, además de datos prácticos para reducir la
cantidad de basura que generas y la energía que consumes.
http://www.yoreciclo.cl/
quieroreciclar.blogspot.com
Sitio pensado como una plataforma donde todos pueden aportar y dar a
conocer lugares de reciclaje y datos útiles sobre la reutilización de
nuestros desechos.
http://quieroreciclar.blogspot.com/
sinia.cl
Este es el portal del Sistema Nacional de Información Ambiental (SINIA)
que es administrado por el Ministerio del Medio Ambiente y cuenta con
información cartográfica, documental, legal, de programas y
procedimientos dedicados a gestionar la información acerca del ambiente y
los recursos naturales del país.
http://www.sinia.cl/
MAS INFO:
http://buenasiembra.com.ar/ecologia/articulos/durabilidad-para-reducir-residuos-248.html