miércoles, 29 de febrero de 2012

Cuidado con lo que pides....


 

¡Cuidado con lo que pides porque el universo te lo concederá!

Buscando imágenes que no vienen al caso, me encontré con esta perlita histórica que me complazco en compartirles. Debo admitir que desconocía totalmente que el libro Pequeña casa en la pradera, en cuya historia se inspiró Michael Landon para crear la famosa serie televisiva, es autobiográfico.

Que la autora del mismo, efectivamente fue Laura Ingalls Wilder, y que la familia Ingalls existió de verdad. Claro que, como era de esperarse y cumpliendo con las más lógicas predicciones, la historia real de la verdadera familia Ingalls, nada tiene que ver con la serie subrealista que todos pudimos ver.

La verdadera familia Ingalls

La familia Ingalls estuvo inicialmente instalada en Wisconsin y, posteriormente, se trasladó hacia el Oeste pasando todo tipo de penalidades. A partir de 1932, Laura Ingalls (1867-1957) recogió su infancia de pionera, suavizándola, en una serie de ocho libros que se convertirían en grandes best-sellers de literatura infantil. Inspirándose en estos libros,

Michael Landon realizó su larga y empalagosa serie de los años 70 y 80, "La casa de la pradera", que todos vimos.

En el libro de John Miller, Becoming Laura Ingalls Wilder, el autor nos ofrece un retrato familiar de la auténtica Laura Ingalls que nada tiene que ver con la familia feliz, patriótica y "políticamente correcta" que Michael Landon nos ofreció.

La madre, Caroline Ingalls, tuvo que soportar un marido que permitía que ella realizase todo el duro trabajo: cuidaba de la familia, sembraba y araba sin poder contar para nada con un marido que detestaba el campo y cualquier otro oficio. Se trataba de un hombre sin conciencia que logró escapar de la guerra civil norteamericana pagándole a otro para que ocupara su lugar.

Lideró los reclamos de 1865 para que el Estado pagase doscientos dólares a las familias que consiguieran un voluntario extra por encima del cupo que se le exigía a cada pueblo. Esperó que el cupo se llenara y enroló a sus dos hermanos para cobrar cuatrocientos dólares.

Charles se enorgullecía de haber encabezado una de las avanzadas ilegales sobre la reserva india de Osage. Aunque el Estado ofrecía por ley 160 acres en otras tierras, según escribió la auténtica Laura en uno de sus diarios, “Pa demostraba una verdadera obsesión maniática por mudarse a tierras indígenas”.

Frente al sedentarismo de los Ingalls televisivos, los originales vivieron, en casi diez años, en más de ocho lugares que incluyen Missouri, Kansas, Minnesota, Iowa, Wisconsin y Massachusetts. A veces tuvieron que dormir a la intemperie, rodeados de nieve.

Landon dejó a sus Ingalls en Walnut Grove (donde los auténticos sólo vivieron un par de meses), viviendo una vida mucho más amable.

Ni Caroline ni Laura fueron buenas madres. Laura confesó haber tenido una infancia muy dura y su propia hija, Rose, que se dedicó a editar y reescribir los textos de su madre mientras que sus propios relatos no triunfaban, recogió estas amargas palabras en su diario:

"Ni a mamá ni a papá ni a los abuelos les gustó nunca trabajar. ¿Por qué debería gustarme a mí? Mi abuela y mi madre siempre tuvieron zumbando a sus maridos y odiaron todo lo que tuviera que ver con el sexo, y ahora quieren que me case. Pero ninguna chica verdaderamente pobre -y nosotros sí que lo fuimos-, que haya ido al colegio con ropa emparchada y libros usados, puede evitar saber que los seres humanos son unas bestias.

Y aunque después se tenga dinero, uno siempre se siente dejada de lado. Mi madre me hizo tan miserable cuando era chica que nunca pude reponerme. Nunca hizo nada por hacerme feliz, y mi infancia fue una pesadilla".

(Extraido de: http://www.ovejaselectricas.es/2007/08/la-verdadera-familia-de-laura-ingalls.html)

Teniendo en cuenta que la Ley de atracción funciona aunque Ud. no crea en ella o no la conozca, y que de acuerdo a la misma, sus deseos son órdenes para el universo: Si Ud. se pasó gran parte de su vida deseando tener una familia como la de los Ingalls,  entonces ya sabe a que se deben sus fracasos matrimoniales.





1 comentario:

  1. El Universo responde, el momento menos imaginado. A tener cuidado con pedir. El Universo siempre responde cuando usamos la mente y el corazón. Muy cierto !!

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