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martes, 11 de mayo de 2010

El doble sentido de las palabras

La lengua viva
El doble sentido de las palabras

Por Amando de Miguel

El lenguaje es también un arte, el de transmitir el doble sentido de las palabras según se combinen o según sea el contexto o la intención.
Esa es la esencia de la retórica, que puede ser la elegancia poética o el destrozo del idioma; también puede ser la raíz del humor.

Israel Cabrera Gestaura sigue con sus ristras de comparaciones dislocadas. Entresaco algunas:

    * Eres más inútil que un supositorio con sabor a fresa.
    * Estás más quemado que el cenicero de un bingo.
    * Eres más seco que un bocadillo de polvorones.
    * Eres más raro que un torero con bigote.
    * Trabajas menos que el fotógrafo del BOE.
    * Tienes más peligro que un copiloto de rally testarudo.
    * Eres más inútil que el limpiaparabrisas de un submarino.

Obsérvese que, en todos los casos citados, el aire festivo de la comparación funciona como un envoltorio para suavizar el carácter admonitorio de la frase.

Tomás Jiménez recoge una extraña comparación que se utiliza en su pueblo. Para indicar que una cosa es fútil, se dice que "es como la cagada de Harito en el corral de Apolonio". Lo mal es que nadie sabe quién era el tal Harito o el tal Apolonio.

Luis Argüello Álvarez pasa todos los días delante de un cartel anunciador de una obra en lo que ahora se llama "calle 30" en Madrid, una antigua autovía de circunvalación. El cartel se refiere a la "mejora de la permeabilidad transversal en el tramo" correspondiente. Simplemente quiere decir que se construye una pasarela. Claro, con el circunloquio se justifica el presupuesto.

Manix sostiene que es imposible "sentarse en el quicio de la mancebía", ya que el quicio es el eje sobre el que gira una puerta o ventana. Cierto es, pero quizá se trate de una metonimia que tenga su razón poética. Añado que igualmente grave es decir que uno está sentado en el dintel de una puerta, pues el dintel es el travesaño superior de una puerta.

Gabriel Ter-Sakarian Arambarri añade a la lista de palabras ociosas lo de "nada más y nada menos que...". A mí lo que más me gusta es ese dislate de "se lo dije por activa, por pasiva y por perifrástica". También es muy gracioso lo de "ricos, pobres y mediopensionistas" o expresiones parecidas.

Sobre palabras ociosas, José María Navia-Osorio señala "humanitario" en la expresión "desastre humanitario". Bastaría decir que es un desastre humano o, aún más simple, un desastre.
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