¿Por qué diablos funciona la Astrología?
Por Jerónimo Brignone /
Un encuentro de notables de todos los tiempos que discuten
sobre las razones y sinrazones de esta disciplina, respetada por unos y
negada por otros. ¡A ver!
Estrellas, planetas y la Astrología, siempre en discusión
Desde sus orígenes y hasta hoy, nadie se pone de acuerdo
respecto de por qué funciona la Astrología: ni quienes la practican ni
quienes la critican.
Edmund Halley (el del
cometa): “Che, Isaac, vos que tanto sabés de astronomía y descubriste la
ley de la gravedad, ¿cómo diablos podés creer en una cosa tan absurda
como la Astrología?”.
Isaac Newton: “Porque yo la estudié, mi amor, vos no”.
Mario Bunge: “De todos modos, amigos, es una pseudociencia: no se puede comprobar si lo que dice es verdadero o es falso”.
Michel Gauquelin: “Falso, mi querido Mario: yo demostré ampliamente que funciona con la estadística de cientos de miles de casos”.
John Nelson: “Yo también: si no fuera por las que hice, en este momento no funcionarían bien las radios y la tele”.
John Addey: “¡Yo también! ¡Yo también! ¡Y no saben cuántos más!”.
Científico de incógnito, en un susurro: “Es verdad. ¿Por qué -¡diablos!- funciona la Astrología?”.
Karl Popper:
“Me gustaría ver mejor esas estadísticas, pero lleva tiempo y no voy a
perderlo en este disparate. Por más que ‘funcione’ como ustedes dicen,
no es ciencia porque no pueden explicar POR QUÉ funciona”.
Claudio Ptolomeo: “Estimado Karl, funciona porque los astros son, como dice Aristóteles, causa eficiente. Nos influyen al nacer”.
Madame Blavatsky: “Sí, lanzan rayos sutiles enviados por los seres angélicos”.
Carl Gustav Jung:
“Pardon, madame, eso es una forma sutil de materialismo. Si funciona es
porque coincide con nuestros procesos psíquicos a través de la
sincronicidad y lo que proyectamos en ellos: los signos son el test de
Rorschach de la humanidad”.
Bunge: “Lo siento, pero el psicoanálisis también es una pseudociencia. ¿Y qué es esa sincronicidad?”.
Jung: “Coincidencias significativas”.
Popper: “¡Pero coincidencia no es causa ni explicación de nada!”.
Jung: “Bueno, pero suena bien”.
Galileo Galilei: “Si me permiten: eppur si muove!”.
Lector: “¿Y la explicación de perchè si muove? ¡Me prometieron un explicación!”.
Santo Tomás de Aquino:
“Paz, hermano. Como decía Claudio, los astros nos empujan a través de
alguna fuerza o energía, pero en nosotros está seguir o no esa
inclinación”.
Plotino: “Pero gente, ¿no me leyeron? No hay causación física: son sólo signos, como letras que se mueven en el cielo e indican.”
Stephen Hawking: “Ejem, seguimos sin explicar cómo se da la coincidencia entre ellos y lo que indican, a través de qué medio se…”.
San Agustín:
“Yo te lo canto en dos palabras, dear Stephen, porque para mi vergüenza
fui por años astrólogo en mi juventud. ¡La astrología claro que
funciona! ¿Y querés saber por qué diablos funciona? Por eso mismo: ¡por
el Diablo! ¡Él hace que funcione!”.
Sócrates: “Agus, ¿por el diablo te referís al daemon? ¿El genio o espíritu que nos acompaña?”.
Beroso: “Como sacerdote caldeo puedo asegurar que de eso se trata: los planetas son dioses y nos señalan su voluntad”.
Plotino:
“Pará, no sé dioses, pero sí símbolos, manifestaciones superiores en la
inmensa unidad del alma universal que son tan parte de ella como
nosotros, por eso, la coincidencia.
Como si yo me llevara las dos manos a
la boca para bostezar: ambas se movieron al mismo tiempo, pero ninguna
causó que la otra se moviera, sino su pertenencia común a una voluntad
que las trasciende”.
Halley: “¡Basta, basta! ¡¡¡Baaastaaa!!! ¡La Astrología es una estupidez y es ridículo perder el tiempo debatiendo por qué funciona!”.
Horangel: “Chicos, funciona porque tanta gente compra mis libros. ¡Si no funcionara, no los comprarían!”.
Theodor Adorno: “Bueno, ahora no hay duda de que la Astrología es el opio del pueblo”.
Bunge: “Bah, marxismo, otra pseudociencia. Denme una causa y un cómo, así se los puedo falsear”.
Werner Heisenberg:
“Mario, si hubiera que explicar a través de qué medio o cómo ocurre
cada fenómeno, se vendría abajo toda nuestra física cuántica y no
podríamos hacer más bombas atómicas.
¿Qué sería de nosotros?
Hay muchos
casos de relaciones probadas entre situaciones extraterrestres y
terrestres que todavía no pudimos medir o justificar, empezando por la
gravedad de Isaac, ¡y no por eso son menos ciencia!”.
Dane Rudhyar:
“Es que la Astrología no es una ciencia en ese sentido, es la ciencia
del significado: toda la existencia es consciencia pura, todo es símbolo
y un símbolo refleja e ilumina al otro. Yo voto por Plotino”.
Lector: “Suerte que leí al principio que no están de acuerdo en nada, ¡sino ya mismo los mandaba YO al diablo!”.
Este
agitada plática virtual ocurrida en los verdes prados del Planetario de
Buenos Aires tuvo como protagonistas, según orden de nacimiento, a:
Siglo –V Sócrates, filósofo;
–II Beroso, astrólogo; II Claudio Ptolomeo,
astrónomo y astrólogo;
III Plotino, filósofo;
IV San Agustín, teólogo;
XIII Santo Tomás de Aquino, teólogo;
XVI/XVII Galileo Galilei,
astrónomo y astrólogo;
XVII/XVIII Isaac Newton, astrónomo y astrólogo;
Edmund Halley astrónomo;
XIX Madame Blavatsky, ocultista;
XX Dane
Rudyhar, astrólogo; Werner Heisenberg, físico; Karl Popper, filósofo de
la ciencia; Theodor Adorno, filósofo; John H. Nelson, ingeniero; Mario
Bunge, filósofo de la ciencia; John Addey, astrólogo; Michel Gauquelin,
astrólogo; Horangel, escritor; Stephen Hawking, físico; y un lector.
Jerónimo
Brignone es presidente y director del Caba, Fundación Centro
Astrológico de Buenos Aires, entidad con más de 50 años de actividad y
reconocimiento internacional. También dicta clases en la UBA
www.astrolcaba.com.ar
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