Los niños prodigio ya se detectan muy rápido
Por Gisele Sousa Dias
La prueba se presentará la semana próxima. Servirá para integrar mejor a los chicos talentosos a la escuela común.
O que nivelen su rendimiento hacia abajo para pasar desapercibidos. O que, por sentirse incomprendidos, se aíslen y terminen siendo confundidos con autistas de alto funcionamiento (Asperger). Para librarlos de esa condena y para que puedan ser detectados lo antes posible, investigadores españoles acaba de crear un test que permite identificar niños superdotados y descartar “sospechosos” desde la escuela primaria.
El test –para identificar chicos de 6, 7 y 8 años– está validado científicamente y se presentará la semana próxima en el “IX Congreso iberoamericano de superdotación, talento y creatividad”, en Buenos Aires, en donde disertarán especialistas de 10 países. ¿Por qué hace falta encontrarlos antes? Se estima que un 2% de los niños son superdotados (se transmite genéticamante por línea materna). “Si Argentina tiene 700.000 nacimientos por año, deberían identificarse 14.000 nuevos superdotados por año.
Pero, exagerando, hoy se identifican unos 2.000. Por lo cual, estamos perdiendo la oportunidad de desarrollar a 12.000 chicos con altas capacidades cada año”, introduce Gabriel Vulej, presidente de Creaidea, una asociación que propicia el desarrollo de chicos dotados.
Se trata, entonces, de un test de screening, como los que se aplican en Salud Pública. “Supongamos que queremos confirmar o descartar la presencia de cáncer de mama en todas las mujeres de una población determinada. Hacerles a todas una biopsia supondría unas molestias innecesarias y costos difícilmente asumibles.
Por lo tanto, todas se realizan una mamografía –un test de screening– y sólo quienes dan positivo son sometidas luego a una prueba definitiva”, ejemplifica la española Yolanda Benito, investigadora del centro para superdotados “Huerta del Rey” y creadora del método. “Este test lo hace el docente en el aula a todos los alumnos por igual. Con los resultados, aproximadamente el 88% de los chicos quedan descartados: no tienen altas capacidades y no van a requerir un enriquecimiento de los contenidos comunes. Al 12% restante –los ‘sospechosos’– se le toma una evaluación específica. Sólo tres de esos niños, en promedio, son identificados como superdotados”. Se trata de 36 series de dibujos que exigen, siguiendo una secuencia lógica, buscar el que falta.
Los beneficios, de aplicarse la detección temprana, podrían ser enormes. Para explicarlo, sólo basta un dato: aunque parezca absurdo, en el mundo, entre el 30 y el 50% de los chicos superdotados fracasan en la escuela . “Ellos tienen necesidades educativas especiales, como los chicos con discapacidad.
Por eso, lo que se busca es la inclusión en el aula común u optar, cuando es posible, por la aceleración de grados”, explica Mariela Vergara Panzeri, vicepresidenta de la Federación Iberoamericana de Superdotación y Talento y Directora de Cedalp (Centro para el desarrollo del alto potencial). “Si se los detecta a tiempo las maestras pueden aplicar la estrategia de enriquecimiento curricular. Es decir, profundizar los contenidos comunes, relacionar áreas y convertir la misma currícula en un desafío”.
La aceleración de grados –como fue el caso de Kouichi Cruz, el cordobés que terminó el secundario con 12 años– se otorga hoy a chicos de primaria como excepción. “Yo solicito 4 o 5 aceleraciones al año. Y en el secundario se da un permiso para rendir libre un año. Ahora bien: para adelantar grados un niño tiene que tener un desarrollo socio-emocional muy bueno. No basta sólo un alto nivel intelectual”, agrega Panzeri.
Cuando no hay integración “la supuesta bendición puede convertirse en condena”, dice Vulej. Un chico que perturba al resto. Un chico medicado por hiperactividad y falta de atención. Un chico que baja los brazos o sufre el “efecto pigmalión negativo” (para que no los traten de mentirosos cuando hablan de cosas que no saben ni los docentes, buscan pasar desapercibidos).
Chicos desprolijos, que entregan pruebas en blanco, que abandonan sus carpetas, que no contestan porque sienten que las preguntas son tontas, que desaprueban, que repiten.
Sin embargo, para incluirlos verdaderamente en la escuela, la ley de educación –tiene un artículo que insta al “ seguimiento y orientación de los alumnos con capacidades o talentos especiales ”–, debería estar reglamentada. Sólo así, sus altas capacidades dejarán de ser una carga para convertirse en un don.
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