Seis principios de la Medicina Funcional-Integrativa
Es una nueva ciencia que postula que la salud no deber ser sólo ausencia de enfermedad, sino vitalidad positiva. Teniendo en cuenta la integración de cuerpo, mente y espíritu, se propone como un nuevo paradigna en el tratamiento de enfermedades crónicas.- Dr. Edgardo Ridner / Para Clarín Buena Vida
Una de cada dos personas en los países
desarrollados sufre de enfermedades crónicas, lo cual representa el 80%
del costo en salud. Por supuesto que esto es significativo pero más
impactante es el costo individual de aquel que sufre, que es
inconmensurable. ¿Cómo podemos cuantificar el dolor y sufrimiento de
aquellos que amamos, la tristeza de perder nuestra calidad de vida?
Esta es una de las preguntas que se hace la Medicina Funcional-Integrativa, una ciencia nueva dedicada a prevenir y revertir enfermedades, entendiendo cómo nuestros genes marcan nuestra individualidad y todos los factores que intervienen para ser los seres únicos que somos.
Cuando hablamos de Medicina Funcional primero tenemos que resaltar el concepto de Pensamiento Funcional.
¿Qué significa esto?
Significa estar ante un nuevo paradigma en Medicina donde necesitamos abandonar el pensamiento convencional, el cual nos dice que tenemos que tratar un síntoma con una droga.
Se trata de incorporar conceptos nuevos y al mismo tiempo abandonar conocimientos viejos, lo más parecido a desaprender algunas cosas.
En este proceso es necesario entender cuáles son las causas de la enfermedad para poder restaurar la función en lugar del mero alivio de los síntomas y para darle paso a conocimientos de avanzada que nos permitan dilucidar el laberinto de la enfermedad crónica.
A pesar de los innovadores tratamientos y sofisticados procedimientos, la rápida diseminación de esta epidemia de enfermedades crónicas ha comprometido la efectividad del sistema de salud de muchos países contribuyendo a la bancarrota de economías nacionales y globales.
La respuesta a esta paradoja debería ser obvia para todos nosotros: lo que estamos haciendo no está funcionando.
El modelo médico actual está enfocado al tratamiento de enfermedades agudas, y su objetivo es encontrar una píldora a cada enfermedad. Si bien puede resultar efectivo en los casos agudos, no funciona cuando de enfermedades crónicas se trata.
¿Qué entendemos por enfermedades crónicas?
Son aquellas que no se curan, que empeoran con el tiempo, desencadenadas por múltiples causas. Dentro de las más comunes podemos mencionar: diabetes tipo 2, enfermedades autoinmunes como artritis reumatoidea, osteoporosis, asma, depresión, autismo, hipertensión, demencia, etc.
Como está planteado, tendríamos que acostumbrarnos a convivir con ellas, una propuesta muy costosa en términos monetarios y de nuestra salud, donde la única alternativa es una camino direccionado a una vejez frágil, no saludable e invirtiendo nuestro tiempo visitando al médico y tomando remedios.
Si bien estas enfermedades no nos acortan la vida, nos imponen una carga de dolor y limitación que nos resta calidad de vida y nos impide disfrutar de una longevidad extendida en su total dimensión.
Esto no debe suceder. La ciencia médica cuenta en la actualidad con herramientas revolucionarias para evitar esta colisión con enfermedades debilitantes.
Si no podemos entender las causan que nos enferman, no podemos encontrar la solución, y es en esa búsqueda en donde la Medicina Funcional-Integrativa juega un rol protagónico y abre nuevos caminos.
Cuáles son sus principios
1 - Cuidado centrado en el paciente y no en la enfermedad.
2 - Identificación de la salud como vitalidad positiva y no sólo la ausencia de enfermedad.
3 - Individualidad bioquímica.
4 - Balance dinámico entre factores externos e internos (factores genéticos, ambientales, etc.).
5 - Considerar al individuo en su totalidad: interacción cuerpo, mente y espíritu para un completo abordaje.
6 - Promover no sólo el incremento del tiempo de vida sino el tiempo de vida con óptima salud.
Todos los cambios de paradigma son difíciles y y las nuevas ideas suelen encontrar muchos detractores, especialmente cuando nos sacan de la zona de confort que venimos transitando.
Pero llegó el momento en que es necesaria una transformación radical que conduzca a una vida saludable verdadera.
Se debe trabajar profundamente en que los pacientes entiendan cómo los estilos de vida, la dieta y el medio ambiente influyen en nuestra expresión genética y determinan cómo nos vemos, actuamos y sentimos, haciéndolos parte de esta transformación en el cuidado de la salud.
Así es que no hay un tratamiento único sino múltiples opciones según las necesidades individuales de cada paciente. Se debe trabajar en la motivación y compromiso de quien busca una solución para sus dolencias, poniendo especial énfasis en la importancia de los cambios de estilos de vida.
Si cambiamos nuestros estilos de vida en determinada manera podemos restaurar el balance en nuestro organismo y de esta forma afectar positivamente nuestro patrón de salud o enfermedad.
Nuestro genoma humano es muy particular y se distingue por sus habilidades específicas escritas en nuestro libro de vida. Lo que podemos hacer es ajustar nuestro estilo de vida, dieta y medio ambiente para aumentar este potencial tan único. No hay una mejor o peor genética, lo único superior es el estilo de vida.
Si nos proponemos para el siglo XXI un modelo médico de calidad debemos reconocer y validar modelos clínicos más efectivos y exitosos.
Una forma de hacerlo es poner énfasis en la educación médica, capacitando a los profesionales en la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas y creando en la población conciencia de todo lo que podemos hacer para mejorar nuestra salud.
* El autor es presidente de la consultora Farma Food Care y ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición. Además, conduce el programa televisivo “Salud y Alimentos TV”; www.facebook.com/ComoComemosLosArgentinos.
MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud
Esta es una de las preguntas que se hace la Medicina Funcional-Integrativa, una ciencia nueva dedicada a prevenir y revertir enfermedades, entendiendo cómo nuestros genes marcan nuestra individualidad y todos los factores que intervienen para ser los seres únicos que somos.
Cuando hablamos de Medicina Funcional primero tenemos que resaltar el concepto de Pensamiento Funcional.
¿Qué significa esto?
Significa estar ante un nuevo paradigma en Medicina donde necesitamos abandonar el pensamiento convencional, el cual nos dice que tenemos que tratar un síntoma con una droga.
Se trata de incorporar conceptos nuevos y al mismo tiempo abandonar conocimientos viejos, lo más parecido a desaprender algunas cosas.
En este proceso es necesario entender cuáles son las causas de la enfermedad para poder restaurar la función en lugar del mero alivio de los síntomas y para darle paso a conocimientos de avanzada que nos permitan dilucidar el laberinto de la enfermedad crónica.
A pesar de los innovadores tratamientos y sofisticados procedimientos, la rápida diseminación de esta epidemia de enfermedades crónicas ha comprometido la efectividad del sistema de salud de muchos países contribuyendo a la bancarrota de economías nacionales y globales.
La respuesta a esta paradoja debería ser obvia para todos nosotros: lo que estamos haciendo no está funcionando.
El modelo médico actual está enfocado al tratamiento de enfermedades agudas, y su objetivo es encontrar una píldora a cada enfermedad. Si bien puede resultar efectivo en los casos agudos, no funciona cuando de enfermedades crónicas se trata.
¿Qué entendemos por enfermedades crónicas?
Son aquellas que no se curan, que empeoran con el tiempo, desencadenadas por múltiples causas. Dentro de las más comunes podemos mencionar: diabetes tipo 2, enfermedades autoinmunes como artritis reumatoidea, osteoporosis, asma, depresión, autismo, hipertensión, demencia, etc.
Como está planteado, tendríamos que acostumbrarnos a convivir con ellas, una propuesta muy costosa en términos monetarios y de nuestra salud, donde la única alternativa es una camino direccionado a una vejez frágil, no saludable e invirtiendo nuestro tiempo visitando al médico y tomando remedios.
Si bien estas enfermedades no nos acortan la vida, nos imponen una carga de dolor y limitación que nos resta calidad de vida y nos impide disfrutar de una longevidad extendida en su total dimensión.
Esto no debe suceder. La ciencia médica cuenta en la actualidad con herramientas revolucionarias para evitar esta colisión con enfermedades debilitantes.
Si no podemos entender las causan que nos enferman, no podemos encontrar la solución, y es en esa búsqueda en donde la Medicina Funcional-Integrativa juega un rol protagónico y abre nuevos caminos.
Cuáles son sus principios
1 - Cuidado centrado en el paciente y no en la enfermedad.
2 - Identificación de la salud como vitalidad positiva y no sólo la ausencia de enfermedad.
3 - Individualidad bioquímica.
4 - Balance dinámico entre factores externos e internos (factores genéticos, ambientales, etc.).
5 - Considerar al individuo en su totalidad: interacción cuerpo, mente y espíritu para un completo abordaje.
6 - Promover no sólo el incremento del tiempo de vida sino el tiempo de vida con óptima salud.
Todos los cambios de paradigma son difíciles y y las nuevas ideas suelen encontrar muchos detractores, especialmente cuando nos sacan de la zona de confort que venimos transitando.
Pero llegó el momento en que es necesaria una transformación radical que conduzca a una vida saludable verdadera.
Se debe trabajar profundamente en que los pacientes entiendan cómo los estilos de vida, la dieta y el medio ambiente influyen en nuestra expresión genética y determinan cómo nos vemos, actuamos y sentimos, haciéndolos parte de esta transformación en el cuidado de la salud.
Así es que no hay un tratamiento único sino múltiples opciones según las necesidades individuales de cada paciente. Se debe trabajar en la motivación y compromiso de quien busca una solución para sus dolencias, poniendo especial énfasis en la importancia de los cambios de estilos de vida.
Si cambiamos nuestros estilos de vida en determinada manera podemos restaurar el balance en nuestro organismo y de esta forma afectar positivamente nuestro patrón de salud o enfermedad.
Nuestro genoma humano es muy particular y se distingue por sus habilidades específicas escritas en nuestro libro de vida. Lo que podemos hacer es ajustar nuestro estilo de vida, dieta y medio ambiente para aumentar este potencial tan único. No hay una mejor o peor genética, lo único superior es el estilo de vida.
Si nos proponemos para el siglo XXI un modelo médico de calidad debemos reconocer y validar modelos clínicos más efectivos y exitosos.
Una forma de hacerlo es poner énfasis en la educación médica, capacitando a los profesionales en la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas y creando en la población conciencia de todo lo que podemos hacer para mejorar nuestra salud.
* El autor es presidente de la consultora Farma Food Care y ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición. Además, conduce el programa televisivo “Salud y Alimentos TV”; www.facebook.com/ComoComemosLosArgentinos.
MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud
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