La increíble relación entre una nena autista
y su gato
Iris es la pequeña británica cuya historia había dado la vuelta al mundo por sus obras de arte.
Con la llegada de Thula a su vida la nena logró importantes progresos.
Iris Grace
Halmshaw es una niña británica de 6 años que fue diagnosticada con
autismo cuando tenía dos años. Desde entonces, sus padres vienen
trabajando para ayudarla con su condición y, sobre todo, para que la
pequeña logre conectarse con el mundo.
En esa tarea, hace varios
años sus padres descubrieron que la pintura era una herramienta y,
efectivamente, el arte despertó el interés de la pequeña, que comenzó a
pintar y realizar obras de arte. Su historia se difundió en medios de todo el mundo. Y varias de sus obras fueron adquiridas por compradores de Asia, Europa o Estados Unidos. Hasta Angelina Jolie compró una de sus obras.
Pero el cambio más grande para Iris llegó de la mano de su mascota, Thula, un gato Maine Coon que ya tiene dos años y que se convirtió en un compañero inseparable de la niña.
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Arabella Carter-Johnson, la mamá de Iris, contó que antes de que llegara Thula a sus vidas, habían probado otros animales. Habían oído de la conexión que muchas veces establecen los niños autistas con las mascotas, por eso probaron, en primer lugar, con perros o caballos. Pero no funcionó.
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Luego sucedió que el hermano de Arabella se iba a ir de vacaciones y necesitaba que alguien cuidara a su gato. Fue entonces que accedió, aunque con muchas dudas por cómo reaccionaría Iris.
Pero la sorpresa fue grande al ver cómo enseguida la niña y el gato hicieron contacto. Entonces, Arabella decidió desterrar su creencia de que los gatos eran mascotas distantes y comenzó a investigar qué tipo de gato era el más adecuado para Iris.
Y se decidió.
Para cuando Thula llegó al hogar, Iris tenía muchos problemas sensoriales, un rasgo característico en ciertos tipos de autismo. Odiaba la sensación de cosas en contacto con su piel. Ya fuera ropa o agua. Tal es así, que la tarea de vestirla o darle un baño podía ser sumamente complicada.
La primera vez que Thula vio que Iris estaba tomando un baño, saltó dentro de la bañera. Y, según cuenta Arabella, tres meses después de la llegada del gato a su hogar, la niña ya no tenía problemas con el agua o con ponerse cualquier tipo de ropa.
Los padres de Iris están además sorprendidos por cómo se desenvuelve el gato con la pequeña. Cuando Thula está con ellos, puede ser un gato travieso. Pero cuando está con Iris, pareciera saber lo que debe hacer.
Si nota que la niña se inquieta por algo, por ejemplo en el auto, el gato se acerca y se sienta en su regazo, hasta que se tranquiliza. Si Iris se despierta durante la noche, asustada, él la acompaña hasta que vuelve a conciliar el sueño.
El cambio fue tan grande, que al poco tiempo Iris comenzó a hablarle a su gato. Con instrucciones sencillas, como “sentado, gato”. O persiguiéndolo por la casa diciéndole “más gato”, “más gato”.
Arabella cuenta que cuando diagnosticaron a Iris, los médicos les habían dicho que la niña “nunca hablaría o tendría trato con otros. Pero con Thula eso cambió”.
"Es hermoso ver esto", dijo la mamá de Iris. "Es tranquilizador saber que ella tiene su pequeño amigo, y alguien que no sea sólo nosotros, sus padres y sus educadores". fuente
MAS INFO: http://portal11acuario.blogspot.com.ar/2013_08_01_archive.html
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