viernes, 5 de diciembre de 2014

La dieta mediterránea no es una dieta es...


Patrimonio de la Humanidad


Sin prometer milagros, esta forma de comer es reconocida en el mundo por sus bondades. Propia del sur de Europa, entre sus pilares están las frutas y verduras, y los frutos secos.


Los frutos dela tierra, el secreto de la salud.

Los frutos de la tierra, el secreto de la salud.
  • Dr. Edgardo Ridner / Especial para Clarín Buena Vida
Recientemente, la Unesco declaró a la dieta mediterránea patrimonio de la humanidad.

Junto a varias manifestaciones culturales, una dieta pasa a ser legado para las futuras generaciones. Semejante distinción no es poca cosa.

A diferencia de las expresiones artísticas reconocidas, esta dieta está disponible para todo el mundo. Y aunque pueda costar un poco más que nuestro entrañable sándwich de milanesa, tampoco es tan cara.

Lo curioso es que la dieta mediterránea no es una dieta, sino una forma de comer.

Aquí está la diferencia con nuestro concepto algo distorsionado de lo que es una dieta: no es un plan raro ni estricto que dura poco. Es un estilo de vida.

¿Por qué fue declarado patrimonio de la humanidad? Porque los pueblos que comen de esa forma y que viven en el sur de Europa, tienen menos problemas de salud, especialmente menos infartos.

¿Qué es la dieta mediterránea? Literalmente, “una forma de comer tradicional basada en vegetales y frutas, con bajas cantidades de pescado y aves, muy poca carne vacuna, presencia de frutos secos y aceite de oliva y cantidades moderadas de vino”.

Dicho así, parece poco apetitoso, pero lo invito a dejar volar la imaginación y recordar imágenes sobre los deliciosos platos que se comen todos los días desde hace siglos en el sur de España, Francia, Italia o Grecia.

Ya va tomando otro color. Y si bien no garantiza ser delgado, disminuir los problemas cardíacos es una buena razón para mirarla con buenos ojos.

Un detalle no menor es la palabra “disminuir”. En este mundo acelerado que vivimos, esperamos demasiado de las cosas. En esas regiones también hay infartos, un poco menos, pero también los hay.

Y nadie sabe por anticipado si le va a tocar o no. De eso se trata la decisión de adoptar un hábito saludable: apostar a la vida. Puede salir bien y disfrutar el beneficio, pero sin garantía. En mi modesta opinión, vale la pena.

La dieta mediterránea no tiene autor. Fue desarrollada sin querer por millones de personas en cientos de años. No tiene costo y ofrece beneficios potenciales interesantes.

Pero requiere del ingrediente más importante de una dieta: convicción. Y hoy es un buen día para empezar.

El doctor Edgardo Ridner es miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición y presidente de la consultora Farma Food Care.

Además, conduce el programa televisivo “Cómo comemos los argentinos”; www.facebook.com/ComoComemosLosArgentinos

MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud/terapias-alternativas/la-dieta-mediterranea-980.html

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