lunes, 15 de noviembre de 2010

¿Pueden los animales cometer suicidio?

Suicidio masivo de ovejas en Turquía

Un extraño caso de suicidio masivo de ovejas tuvo lugar en Turquía en vísperas de la fiesta de sacrificio “Eid al Adha”. Según el pastor del rebaño, las ovejas atravesaban un tramo montañoso cuando una de ellas se lanzó al precipicio y toda la manada siguió su ejemplo.
 
¿Pueden los animales cometer suicidio?

El 14 de diciembre de 1978 cerca de la ciudad de Regio Emilia en Italia, se dio parte del suicidio colectivo de 200 ovejas. Por razones que no se pudieron establecer, los animales salieron corriendo como si obedecieran a una misteriosa voz de mando y abandonaron la seguridad del prado para arrojarse a las aguas del río Crostolo.

El 17 de mayo de 1965, 500 ovejas se arrojaron a las aguas de río Rin en Chur, Suiza.
A más de 1 millón asciende la cifra de animales que, voluntariamente, buscaron la muerte en los meses de noviembre y diciembre de 1976 en las costas norteamericanas del Atlántico en Cape Code, cerca de Boston. Día tras día la playa apareció llena de cadáveres de calamares.

El 8 de enero de 1979 en la ciudad de pescadores de Mulege, en la costa del golfo de  la península mexicana de Baja California aparecieron nada menos que 56 cachalotes. Los gigantescos “Moby Dick” de hasta 20 metros de largo y 50 toneladas de peso se habían colocado en la playa uno al lado del otro para morir. 
El 14 de enero de 1970 150 ballenas, orcas y delfines, montañas de carne de hasta 9 metros de longitud  vararon en la costa de La Florida. Amigos de los animales ayudaron a volver al agua a los que no habían muerto, pero ni bien se hallaron en el agua volvieron a la playa a morir.

Cuando vemos millones de lemingos en grandes columnas que se lanzan a las aguas heladas del Ártico; cuando un enjambre de millones de langostas sale de las costas africanas y se aleja sobre el Atlántico, donde acaban ahogándose; cuando decenas de miles de impalas emprenden su tétrica marcha funeraria en el desierto; o cuando un simple perro, solitario e individual, se niega a comer después de la muerte de su dueño y acaba muriéndose, ¿se trata de auténticos casos de suicidio? 

¿Podemos sacar consecuencias del aparente paralelismo entre el gran auge de suicidios sobre todo  en las grandes ciudades y la cifra creciente de esos enigmáticos “suicidios” de los animales en un medio ambiente afectado por la civilización? 

Los cazadores de alta montaña se refieren a la actitud de las cabras monteses de los Alpes. Cuando esos animales se ven perseguidos por los cazadores y llegan al borde un precipicio, prefieren arrojarse al abismo y morir antes de caer en manos de sus perseguidores.

En este caso, parece existir una explicación más clara del suicidio: el miedo que los cazadores causan a las cabras es mayor que la incertidumbre del salto al vacío.

Vayamos a los seres humanos.

Muchos de los seres humanos que se suicidan lo hacen por razones que pueden ser: depresiones profundas, discrepancias que consideran insalvables entre sus ambiciones y la realidad, pérdida de los lazos que lo unen como individuo a la comunidad o a otro ser, soledad, enfermedad psíquica, posible salvación tras la muerte, esperanza de una vida mejor en “la otra vida”; ruina económica o social, pánico, temor exagerado a un supuesto “fin del mundo”, continuos fracasos laborales, etc.

¿Se pueden encontrar algunos de estos motivos entre los demás suicidas-no humanos- del reino animal?
En algunos casos si. El perro cuyo dueño murió se deja morir de tristeza (perdida de lazos); si un ganso gris pierde a su compañera, muere; si un mirlo pierde el dominio de su territorio en el jardín y a su compañera ante un rival, muere de abatimiento… En cada caso las penas afectaron al animal al que no le quedaron fuerzas para continuar viviendo. 

Los animales que sufren de tristeza y mueren, lo hacen lentamente. Nunca un perro deprimido se arroja delante de un automóvil en marcha. Jamás un gallo cansado de vivir se acerca a un perro bravo atado y se ofrece como victima voluntaria.

En el momento decisivo el miedo natural de cada criatura ante el peligro es mayor que su depresión. Esto es lo que diferencia a los animales del hombre.

Es de sobra conocido que los componentes de un rebaño de ovejas siguen a su jefe dondequiera que vaya; siguiendo algo que no tiene nada que ver con los sentidos, la razón, el valor o el miedo.
Se pudo comprobar en el caso de Chur, Suiza que unas personas que paseaban no sujetaron a sus perros provocaron la catástrofe. Los perros corrieron hacia el rebaño y atacaron al jefe del mismo quien se tiró al agua y las demás lo siguieron. 

Volviendo al caso de las ovejas de Turquía.

No sabemos que sucedió en este caso, pero el propósito de este breve análisis sobre el comportamiento de los animales, es para aclarar que no es la primera vez que estas cosas suceden y si bien hoy estamos viviendo un tiempo extraordinario en cuanto al cambio del campo magnético de la Tierra y el cambio en la conducta de todos los seres vivos; no pensemos que todo se debe a esta situación. No sabemos que sucedió con las ovejas de Turquía pero no necesariamente obedece a algo relacionado a los cambios planetarios que estamos viviendo.
El informe sobre los casos de animales y sus muertes en grupos es un extracto del libro SOBREVIVIR de Vitus B. Droescher

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