jueves, 3 de octubre de 2013

Té de jarilla, para neutralizar el envenenamiento con arsénico.

3 millones de argentinos expuestos al envenenamiento con arsénico. Té de jarilla podría ser la solución


 
Cuesta creer que un agua que tiene aspecto cristalino, sabor y olor correcto, puede no ser segura.
Sin embargo, la realidad es que en muchas regiones del país, el agua de suministro público tiene elevados niveles de arsénico (As).

Una infusión a base de una hierba tradicional argentina podría contrarrestar los efectos de estrés oxidativo del tóxico.


Mapa de las regiones afectadas

Mapa de las regiones afectadas

Según el estudio ”Epidemiología del hidroarsenicismo crónico regional endémico en la República Argentina” realizado por el Ministerio de Salud de la Nación, la Asociación Toxicológica Argentina y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable en 2001, se estima que más de 3 millones de argentinos están expuestos a concentraciones de As superiores a 0,05 mg/L.

La jarilla, conocida como Larrea divaricata Caves, es una especie autóctona argentina que crece en forma de arbusto. Es ampliamente utilizada en medicina popular contra la fiebre y el reumatismo.

Esta planta contiene notable cantidad de yodo y potasa.


En 2009 un grupo de científicos argentinos destacaron que con el té de jarilla lograron combatir la patología conocida en Argentina como Hacre (Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico). La Universidad de Córdoba comunicó que "lograron detener el efecto tóxico del arsénico".

Según un estudio a cargo del Ministerio de Salud de la Nación, el Hacre es una “enfermedad producida por el consumo de arsénico a través del agua y los alimentos”. Se caracteriza por presentar lesiones en la piel y alteraciones sistémicas cancerosas y no cancerosas, luego de un período de consumo diario.

Los investigadores de la Universidad de Córdoba, describen que el arsénico “produce estrés oxidativo”, lo que hace envejecer y morir a las células prematuramente.

Para determinar el efecto antioxidante, probaron el té en células expuestas al arsénico y en células sin arsénico. En el primer caso, se detuvo el proceso de oxidación y en el segundo caso el té no produjo nada, con la cual también descartaron posibles efectos tóxicos colaterales.

“Hicimos una especie de té con la Jarilla, la secamos en un sótano oscuro y fresco, la molimos y la dejamos reposar 24 horas en agua destilada fría. Probamos ese extracto en células expuestas al arsénico y no se produjo oxidación”, afirmó Guillermina Bongiovanni, investigadora del CONICET y docente de la Universidad de Córdoba.

La Dra. Bongiovanni agregó que la Jarilla podría suministrarse en forma de té para purificar el organismo, y además, es una manera de que la gente se acostumbre a su consumo.

La especialista explica que “cuando se compruebe que ésta u otra infusión ayuda a curar o combatir el hidroarsenicismo, y no es tóxica, se podrá indicar a las personas de las regiones contaminadas que lo tomen, porque sería la vía más simple para que llegue a la población”.

La Gran Época

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