Los gatos no perciben a los humanos como sus dueños, sino como iguales.

Quienes convivimos con gatos sabemos que hay una relación singular con ellos. Es un vínculo afectivo, emocional y, a veces, hasta colaborativo.

No en balde, el gato es el único animal que se domesticó a sí mismo: hace 10,000 años, se acercaron a los humanos -especialmente, a sus tierras de cultivo, donde abundaban las ratas- y ahí se quedaron. De alguna manera, ellos nos adoptaron.

El biólogo inglés John Bradshaw ha hecho un interesante descubrimiento: mientras que los humanos vemos a los gatos como una criatura dependiente de nosotros, estos felinos nos perciben de una manera muy distinta.

Para tu gato, no eres su dueño: simplemente eres otro gato - uno inusualmente grande.

(cc) Pepe Flores

Esto se debe a que los gatos, como especie, no están tan domesticados como creemos. 85% de los gatos han sido criados a partir de gatos ferales -ya sabes, los gatos callejeros que abundan en las ciudades-. 
Por ese motivo (contrario a los perros, criados para satisfaces ciertas necesidades o trabajos humanos) la interacción gatuna obedece mucho más al instinto.
Bradshaw lleva 30 años estudiando el comportamiento de los animales domésticos. Por ejemplo, descubrió que cuando un gato se frota contra la pierna o mano de un humano, le está mostrando su afecto como si se tratase de otro gato.

Cuando el animal deja una rata o un pájaro en la puerta de la casa, no está tratando de alimentar a su dueño, sino de comer con él en un lugar seguro.

Estos comportamientos han llevado a Bradshaw a postular que los gatos no perciben a los humanos como criaturas superiores, sino como iguales. Para ellos, sólo somos gatos muy grandes -por razones que no entienden, pero así somos- y así nos quieren.

 Quizá debemos aprender mucho de ellos de no sentirnos por encima de otros seres vivos, sino que todos estamos conviviendo en el mismo nivel, sin jerarquías artificiales.

Fuente: Actually, Your Cat Thinks You Are a Giant Cat (TIME)

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http://noticiasdislocadas.blogspot.com.ar/2013/07/la-vibracion-de-los-gatos.html