El australiano misterioso que paralizó al planeta
En marzo de este año, Julian Assange, el periodista y programador informático fundador de WikiLeaks, era celebrado en el mundo entero como el nuevo héroe planetario de la libertad de expresión. Era entonces cortejado por los medios, invitado por universidades, asediado por los fans... Hoy es un hombre acorralado de 39 años que se esconde en alguna parte de Inglaterra, y que se comunica con el resto del mundo a través de mensajes cifrados .
Su vida comenzó a complicarse desde que se lanzó a la publicación de documentos secretos sobre las guerras de Afganistán e Irak. A partir de ese momento, ya no pudo pisar Estados Unidos.
Los medios de comunicación conservadores se encarnizaron con él sin descanso exigiendo que sea declarado “soldado enemigo” y llevado por la fuerza a Estados Unidos.
Un editorialista famoso se pregunta por qué los servicios secretos todavía no lo estrangularon en una habitación de hotel. Los hombres políticos, republicanos y demócratas, son igualmente amenazadores hacia él. Los electos pretenden hacer votar leyes especiales que permitan criminalizar las actividades de WikiLeaks y de sus fuentes.
En agosto, para protegerse, Julian Assange se instala en Suecia, donde cuenta con numerosos apoyos en los sindicatos y en partidos de izquierda y derecha , y donde la libertad de prensa es muy respetada. Pero nada sucede como lo había previsto.
Dos suecas, con quienes mantenía relaciones íntimas desde hacía poco tiempo, lo denuncian a la policía por violación y agresión . Julian Assange lo niega categóricamente y deja entender que es víctima de una conspiración, pero poco después, Suecia rechaza sus pedidos de permiso de estadía y de trabajo.
Mientras tanto, se mudó a Londres y volvió al trabajo para coordinar con algunos medios masivos su próxima operación –la publicación progresiva de documentos diplomáticos norteamericanos que WikiLeaks tiene en su poder desde varios meses atrás.
A principios de noviembre, a pesar del temor a una agresión o a un rapto, comienza a viajar. De paso por Ginebra para asistir a una conferencia de la ONU, declara en televisión que piensa instalarse en Suiza. Poco después, Suecia lanza contra él una orden de arresto internacional . Julian Assange ya no deja el Reino Unido. Vive y trabaja en un lugar secreto.
Sus amigos y abogados quieren ser optimistas. Según ellos, la policía británica no parece urgida por apresarlo, pues el asunto es delicado. Si a pesar de todo es arrestado, harán todo lo necesario para retrasar la extradición –y estiman que mientras esperen una decisión de la justicia, será liberado probablemente bajo fianza .
Apuntando a la opinión pública, la táctica de Julian Assange y de sus amigos consiste en denunciar el encarnizamiento del proceso sueco. Además, espera probar que nunca tuvo la intención de especializarse en acciones en contra de Norteamérica, y que WikiLeaks se interesa en todos los documentos que develan crímenes y escándalos, no importa de dónde provengan.
En Internet, WikiLeaks funciona como si nada sucediera. Masas de documentos comprometedores enviados por anónimos continúan fluyendo por el mundo entero. Julian Assange puede seguir contando con una red móvil de servidores seguros, diseminados en numerosos países y piloteados por técnicos anónimos.
Durante algunas semanas, el sitio público wikileaks.org fue albergado por un subsidiario asociativo basado en París, antes de ser transferido a Dublín el 30 de noviembre. Pero puede tratarse de simples postas destinadas a confundir las pistas.
Última precaución: Julian Assange colocó en el servidor sueco de Pirate Bay (especializado en descargas ilícitas de música y películas), un pequeño fichero cifrado y misterioso , bautizado “Seguridad histórica”. En Twitter, recomienda a sus adeptos que descarguen y esperen instrucciones.
http://www.clarin.com/mundo/australiano-misterioso-paralizo-planeta_0_384561576.html
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