Terri Smith, la mujer más gorda del mundo
Terri Smith, junto a su esposo en el hospital. | DR
- Terri Smith tiene 49 años y pesa 315 kilos
- Vive desde hace tres años inmovilizada en una cama
- Su doctor teme que un fallo cardiorespiratorio pueda acabar con su vida
Se llama Terri Smith, tiene 49 años y pesa 315 kilos. La mujer más gorda del mundo vive desparramada desde hace tres años sobre una cama gigante en su casa de Ohio, incapaz de moverse y librando una batalla a muerte contra su propio peso.
"La gente que me ve así debe pensar ¿cómo has sido capaz de llegar a este extremo?", reconoce Terri Smith en declaraciones al diario británico Daily Mail. "Es horrible cómo te ves arrastrada hasta aquí. Cuando no puedes moverte, da igual lo que comas: vas acumulando peso y más peso. No puedes quemar una sola caloría".
Terri, que reconoce haberse atiborrado de frituras ('soul food') desde niña, no come desde hace tiempo más que ensaladas de vegetales y frutas, preparadas por su marido, Myron. Su hija Najah, se encarga de que mueva al menos los brazos a diario. Cada una de sus piernas pesa aproximadamente 80 kilos y lleva permanentemente pañales.
"Gran parte de mi vida trabajé como enfermera y ayudaba a la gente a lavarse, a comer y a vestirse", se lamenta. "Nunca pensé que la situación cambiaría de tal manera que otros tuvieran que hacer el mismo trabajo por mí".
El doctor Dariush Saghafi, que la atiende personalmente en casa, constata la dificultad del tratamiento: "No se la puede mover ni transportar. Ningún hospital tiene equipamiento capaz de soportar su peso. Nuestra intención es someterle a una operación de cirugía gástrica, pero para poder hacerlo tiene que perder aún mucho peso".
Los médicos temen que una insfuciencia cardiorrespitaria pueda acabar en cualquier momento con su vida, como ocurrió en julio pasado con Sharon Mevsimier, la británica que ostentaba hasta el entonces el título de la mujer más obesa del mundo (Terri pesa ya 50 kilos más que ella).
Terri Smith nació con predisposición genética a la obesidad: con tan sólo siete años pesada ya 50 kilos. Sus hábitos sedentarios y la propensión de su familia al 'soul food' hicieron el resto. "En el colegio me llamaban gordinflona y nadie me quería en su equipo a la hora del deporte. En cuanto a la comida, nadie en mi familia le daba importancia. Nunca nos planteábamos si era saludable o no".
Con 20 años, Terri pesaba ya 110 kilos y trabajaba como enfermera en una clínica de salud mental. Tuvo a su hija Najah de soltera y se casó a los 26: "Recé por alguien como Myron y salió a mi encuentro. Es un hombre amable. Me trata con mucho cariño y me ama por lo que soy. Incluso ahora me dice que soy guapa ¡Es asombroso!".
A los 32 años, con artritis severa en las rodillas, Terri dejó de caminar. Confinada a una silla de ruedas, sus problemas (y su peso) se multiplicaron: "Yo solía ir andando a todas las partes, y de pronto me sentí atrapada. Tomaba medicamentos para perder paso, pero cuando me cambiaron la medicación diurética engordé 40 kilos en 30 días".
Desde hace tres años, Terri no puede moverse de la cama.
Hace meses que sufre a diario "terribles dolores de cabeza" y su doctor le ha recomendado someterse a un escáner cerebral ante el temor de un posible tumor. "Pero no hay ningún escáner a su medida", certifica el doctor Saghafi al Daily Mail. “Pensamos que quizás fuera posible en el zoo de Cleveland, donde tienen un equipamiento especial para elefantes y rinocerontes, pero resulta que el zoo no dispone de licencia para su uso con humanos".
"La gente que me ve así debe pensar ¿cómo has sido capaz de llegar a este extremo?", reconoce Terri Smith en declaraciones al diario británico Daily Mail. "Es horrible cómo te ves arrastrada hasta aquí. Cuando no puedes moverte, da igual lo que comas: vas acumulando peso y más peso. No puedes quemar una sola caloría".
Terri, que reconoce haberse atiborrado de frituras ('soul food') desde niña, no come desde hace tiempo más que ensaladas de vegetales y frutas, preparadas por su marido, Myron. Su hija Najah, se encarga de que mueva al menos los brazos a diario. Cada una de sus piernas pesa aproximadamente 80 kilos y lleva permanentemente pañales.
"Gran parte de mi vida trabajé como enfermera y ayudaba a la gente a lavarse, a comer y a vestirse", se lamenta. "Nunca pensé que la situación cambiaría de tal manera que otros tuvieran que hacer el mismo trabajo por mí".
El doctor Dariush Saghafi, que la atiende personalmente en casa, constata la dificultad del tratamiento: "No se la puede mover ni transportar. Ningún hospital tiene equipamiento capaz de soportar su peso. Nuestra intención es someterle a una operación de cirugía gástrica, pero para poder hacerlo tiene que perder aún mucho peso".
Los médicos temen que una insfuciencia cardiorrespitaria pueda acabar en cualquier momento con su vida, como ocurrió en julio pasado con Sharon Mevsimier, la británica que ostentaba hasta el entonces el título de la mujer más obesa del mundo (Terri pesa ya 50 kilos más que ella).
Terri Smith nació con predisposición genética a la obesidad: con tan sólo siete años pesada ya 50 kilos. Sus hábitos sedentarios y la propensión de su familia al 'soul food' hicieron el resto. "En el colegio me llamaban gordinflona y nadie me quería en su equipo a la hora del deporte. En cuanto a la comida, nadie en mi familia le daba importancia. Nunca nos planteábamos si era saludable o no".
Con 20 años, Terri pesaba ya 110 kilos y trabajaba como enfermera en una clínica de salud mental. Tuvo a su hija Najah de soltera y se casó a los 26: "Recé por alguien como Myron y salió a mi encuentro. Es un hombre amable. Me trata con mucho cariño y me ama por lo que soy. Incluso ahora me dice que soy guapa ¡Es asombroso!".
A los 32 años, con artritis severa en las rodillas, Terri dejó de caminar. Confinada a una silla de ruedas, sus problemas (y su peso) se multiplicaron: "Yo solía ir andando a todas las partes, y de pronto me sentí atrapada. Tomaba medicamentos para perder paso, pero cuando me cambiaron la medicación diurética engordé 40 kilos en 30 días".
Desde hace tres años, Terri no puede moverse de la cama.
Hace meses que sufre a diario "terribles dolores de cabeza" y su doctor le ha recomendado someterse a un escáner cerebral ante el temor de un posible tumor. "Pero no hay ningún escáner a su medida", certifica el doctor Saghafi al Daily Mail. “Pensamos que quizás fuera posible en el zoo de Cleveland, donde tienen un equipamiento especial para elefantes y rinocerontes, pero resulta que el zoo no dispone de licencia para su uso con humanos".
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