Arturo Martín Jauretche (Lincoln, provincia de Buenos Aires, 13 de noviembre de 1901 – Buenos Aires, 25 de mayo de 1974) fue un pensador, escritor y político argentino. Popularizó en la literatura política las palabras zoncera, cipayo, vendepatria y oligarca.
Un cipayo (en turco, Spahi, deletreado, Sepahi, o Spakh, y en otros idiomas europeos, Sipahi o Espahí) era un miembro de una tropa de caballería de élite incluida dentro de las Seis Divisiones de la Caballería del Imperio otomano y que normalmente procedía del Magreb. El nombre proviene del سپاهی persa Sepâhi, que significa «soldado». El estatus de los cipayos se asemejaba al de los caballeros europeos medievales. El cipayo era titular de un feudo (timar) concedido directamente por el Sultán Otomano, y tenía derecho a todos los ingresos del mismo a cambio de sus servicios como militar.
Posteriormente, en el Imperio Británico, se conocía como cipayo (que los ingleses también escribieron como sepoy) a un nativo de la India reclutado como soldado al servicio del poder europeo, normalmente del Reino Unido, pero también extendido su uso a los ejércitos coloniales de Francia y Portugal.
En forma específica, fue el término usado en el ejército británico de la India para el rango de recluta (o soldado raso) de la infantería.
El rango equivalente en la caballería inglesa se denominaba sowar.
Origen
El término cipayo se usa desde mediados del siglo XX con connotaciones despectivas, refiriéndose a personas comprometidas con intereses foráneos o imperialistas, y como sinónimo de mercenario. El primero en usar el término fue el escritor y político argentino Arturo Jauretche, en sus escritos de la década de 1930, popularizándose a toda una tradición literaria de izquierda nacionalista argentina.“Creo haber sido el inventor de la palabra ‘vendepatria’ o por lo menos de su divulgación inicial, desde el semanario Señales. El uso de la expresión ‘oligarquía’ en la acepción hoy popular, así como las expresiones ‘vendepatria’ y ‘cipayo’, las popularicé desde el periódico Señales y en otros de vida efímera en los años posteriores a la revolución de 1930.”
Aparte del uso particular que se refiere más arriba, la acepción despectiva del término cipayo se ha generalizado para referirse a la persona, cualquiera sea su profesión u oficio, que actúa sin criterio propio, de modo servicial, a las órdenes de un tercero.Marta Matsushita (fragmento)[1]
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